El sexo es. El sexo está. El sexo conversa.
En la intimidad, el humano danza con la carne sobre otra.
El instante cómplice no se adhiere al compás del reloj y se rebela al tiempo.
En la intimidad, el humano se prensa y se desliza, se pierde y se encuentra, recuerda y olvida.
Invitación a los cinco sentidos y a la explosión de su habilidad.
En su intimidad, el humano vuelve a la tierra y al instinto, a la naturaleza de su condición.
Huesos que se mueven, corazón que deambula, alma que se levanta en un remolino.
En su intimidad, el humano transforma la energía y el lenguaje, y el silencio lo hace orquesta.
Puertas, llaves, gotas, estática, impulso, inercia, humedad, fisicalidad, química, fricción, furia, dulzura, desvelo, taquicardia, desenfreno, presencia, magia, conciencia despierta y conciencia a ciegas…
El sexo es un mapa. El sexo es un rompecabezas. El sexo es una escultura en vida.
En la intimidad, se devela el antifaz.
En la intimidad, el humano es humano, mira en el espejo del otro aquello que en sí mismo ha de encontrar.
Alejandra Cárcamo @ale_clz
Imagen: Pinterest