Un aroma cuenta cualquier historia.
Por ejemplo, mi infancia huele a tierra mojada, a dulce de fresa y a la madera de la guitarra que sabe tocar mi papá.
Mi madre es envolvente como el aroma a vainilla, mis amigos son gomitas aciduladas, algunos bebés huelen a plastilina, mis abuelos son Navidad y la mayoría de mis ex amores han diluido su esencia en el viento.
Tu amor, en cambio, huele a jardín.
Es la frescura del pasto recién cortado por la mañana.
Y tú, llevas impregnada en la piel la esencia de un árbol.
Juntos somos primavera y oxigenamos el mundo.
Él para mi es naturaleza. Y yo para él, tic-tacs.
Alejandra Cárcamo @ale_clz
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