Amaba la forma en la que decía “globo”, lo hacía como si estuviera inflando burbujas.
Le emocionaba la feria y comer algodón de azúcar,
corretear palomas
y llevar un una-ula oscilando en su cintura.
Se raspaba las rodillas dos veces por semana,
se ensuciaba de lodo, pegamento y chapopote,
se columpiaba con la cabeza hacia las nubes
que desfilaban con la forma de los animales.
La recuerdo tan bien.
Siempre encontraba un árbol que trepar,
una escalera que subir, una barda que saltar;
estaba permanentemente despeinada
pero impecable era cada rincón de su alma.
La extraño con locura.
Ella era gigante hasta que un día..
creció.
Alejandra Cárcamo @ale_clz
Imagen: Maria Hesse